Vivimos en la era de la Comunicación, de internet, de las redes sociales, en la que disponemos de mucha más información que antes, en la que estamos constantemente conectados a los otros y la vida de las personas llenan programas de televisión y los muros de las redes sociales. Y sin embargo, en lo que a algunos aspectos de la sexualidad respecta, seguimos guardando silencio. A pesar de que constantemente hablamos de “sexo”, son pocos o casi ninguno, los que expresan sus problemas, sus necesidades y sentimientos reales respecto a su sexualidad. Es difícil hablar de ello viviendo en la sociedad de la apariencia que convierte en un desafío ser conscientes de nuestras necesidades y limitaciones, ser capaces de hablar y pedir ayuda cuando es necesario.
La terapia sexual atiende las complicaciones y dificultades que se dan en la actividad erótica, con el fin de que las personas se conozcan, aprendan cómo son y cómo funcionan, se acepten, sean felices con cómo son y expresen su erótica del modo que mejor se sientan, disfrutando con lo que hacen; hagan lo que hagan. Si bien, estos problemas y dificultades que se dan “entre las sábanas” parecen ser cada vez más frecuentes. Son aún muchos los que no llegan a tomar la decisión de acudir a terapia. Bien porque piensan que su problema no puede resolverse y nadie les puede ayudar o bien porque no saben dónde acudir o les es muy difícil hablar de ello.
Son muchas las complicaciones que la terapia sexual ayuda a superar, no es mi objetivo aquí describir las múltiples situaciones que se pueden dar, simplemente plantear aquéllas en las que sería conveniente acudir a la consulta de un sexólogo.
Sería aconsejable asistir a la consulta de un sexólogo cuándo:
- Sentimos que la frecuencia de nuestras relaciones es baja o hemos perdido el interés erótico y alguno de los miembros de la pareja lo vive mal.
- No se consigue tener o mantener la erección.
- Existe ausencia de orgasmo en la mayoría de las relaciones eróticas y esto crea malestar.
- Se tiene una sensación de malestar durante o después de una relación erótica.
- Existe una sensación persistente de miedo, repulsión, asco, disgusto o ansiedad ante la posibilidad de cualquier práctica erótica.
- Se han vivido experiencias sexuales traumáticas o negativas.
- Se sienten intensos sentimientos negativos al ser tocado antes o durante las relaciones eróticas.
- Ante cualquier dificultad que se presenta en la relación erótica que genere malestar y disputas en la relación de pareja.
Terapia sexual dentro del contexto de la relación de pareja
Hoy en día, la terapia sexual propone un proceso terapéutico centrado en la persona, con una visión global de los problemas, enmarcándolos en los sentimientos, personalidad, educación y hábitos de vida de quien los sufre, y sobre todo, situándolos dentro del contexto de la relación de pareja. Dejando atrás la mera prescripción de recetas posturales y mecanicistas o las causas secretas y misteriosas de conflictos inconscientes, de tiempos pasados.
Pedir ayuda no es fácil y mucho menos reconocer que “algo” no marcha bien en nuestra intimidad; pero hasta el más largo camino empieza por un pequeño paso y aunque no sea fácil, merece la pena intentarlo.
AUTORA: Ana Adán, psicóloga, sexóloga – Co-directora de Tú-yo Psicólogos.